sábado, 4 de diciembre de 2010

Rifles policiales en Cal .50 b.: La experiencia del OCSO

 Hace un tiempo, y por diversos canales, se difundió una curiosa noticia: “Una agencia policial estadounidense, en concreto el “Orange County Sheriff Office” (OCSO) que despliega en el condado que engloba Orlando (Florida) y sus alrededores, se ha dotado de un arma con capacidad para cazar elefantes”.

Texto: Octavio Díez Cámara / Fotos:  del autor, salvo indicadas
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Personalmente les he visitado, para conocer algunas de sus unidades más características y sus capacidades, en más de diez ocasiones, por lo que supuse que lo que allí se decía no encajaba con lo que conocía tras numerosos contactos. Se despertó en mí la curiosidad y me puse a trabajar. Tras la pertinente autorización obtenida a través de Media Relations -donde la cabo Soto ha sido especialmente positiva con mis numerosas peticiones-, he tenido la oportunidad de visitarlos de nuevo y de conversar con aquellos interlocutores que estaban directamente relacionados con el tema. De esa toma de contacto ha surgido este artículo que espero sirva para aclarar la cuestión y dar por zanjada la errónea información con la que hemos iniciado estas páginas.

Solución a un problema

En el excelente campo de tiro de que dispone el OCSO, en una zona que dista unos diez kilómetros del aeropuerto internacional, nos reunimos con un grupo de agentes y con la cabo Soto. Los primeros eran Stephen Garrison, el Comandante de la Sección Especializada de Patrulla (SPS, Specialized Patrol Section) y dos de sus subordinados
Uno de estos últimos era el detective Thomas L. Lin, de la Unidad de Agricultura y Ámbito Marino (AMPU, Agricultural Marine Patrol Unit). Me explicaron que los que forman parte de esta última son un grupo de una quincena de agentes que tienen encomendadas tareas relacionadas con la vigilancia de los lagos de la zona -se mueven en embarcaciones y en motos de agua para que se cumplan las normas de circulación e intervenir ante cualquier incidente que se pueda producir-, y con la inspección agrícola, pues, aunque no lo pueda parecer, en la zona hay distintas explotaciones industriales directamente relacionadas con ese sector. Es más, allí se encuentra la granja privada “Desert Rat” que es una de las más importantes de Estados Unidos y reparte su extensión entre el Condado de Orange y otros próximos.

El centenar de efectivos que trabajan en la Sección SPS también incluyen equipos con perros especialmente adiestrados -los K9-, patrullas a caballo, agentes desplazándose en los “Air Boat” por las zonas pantanosas y hasta submarinistas especializados. El espacio de trabajo de todos ellos, como el lector habrá podido suponer ya, está perfectamente identificado con el medio rural y con las amplias zonas boscosas de la zona, donde también viven animales como jabalíes, caimanes, osos negros y numerosas especies de serpientes y otras alimañas.

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En más de una ocasión, alguno de esos animales, o de otra especie, ha acabado en una zona urbanizada, causando cierto problema entre los que allí viven y obligando a intervenir a las patrullas del Sheriff. Por añadidura, en la zona se encuentran instalaciones -como el “Disney Animal Kingdom”, la granja Central Florida o el circo Barnum & Bailey- en las que disponen de animales exóticos que, en un determinado momento, podrían escaparse y convertirse en un problema para la comunidad.

Fue ahora hace tres años cuando se inició la historia que nos ocupa directamente. El entonces sargento Garrison fue partícipe directo de una experiencia que le hizo meditar mucho. Unos vecinos detectaron la presencia de un enorme jabalí. Tras el pertinente aviso al 911, se personaron en la zona los primeros uniformados en varios coches patrulla. El espacio por donde se movía el animal era una pista utilizada por muchos para hacer deporte y estaba situada en las proximidades de un centro escolar, por lo que la presencia de ciudadanos era notoria. Por tanto se dispusieron a intervenir.

Algunos agentes tomaron los fusiles de asalto M16 del calibre 5,56×45 mm (.223 Remington) que, para casos de especial gravedad, llevaban en los maleteros de sus coches y le dispararon, atravesándolo sin causarle heridas mortales y el animal seguía moviéndose descontrolado. Al poco tiempo llegaron al lugar del incidente los especialistas de la AMPU. De sus vehículos comenzaron a extraer diversos modelos de armas largas que llevaban consigo, tras haber sido expresamente autorizados por el entonces Sheriff Kevin Beary. Entre otros rifles del calibre .308 con grandes ópticas y alguno con armas para el cartucho .375 Holland & Holland, tan potentes que podían abatir con ellas hasta a un elefante. Intervinieron disparando sobre el animal, que pesaba unos doscientos kilogramos, y acabaron con su vida y con el peligro que para los ciudadanos podía haber supuesto un posible ataque.

Tras esa acción, Garrison comenzó a pensar que debían hacer algo para homogeneizar su capacidad de intervención y ser más capaces de resolver, de forma precisa y consistente, incidentes de ese tipo que pudiesen presentarse en un futuro. Verificó que sus subordinados llevaban armas de lo más diverso, que habían adquirido de modo personal y aconsejados por las más diversas fuentes. Comenzaron a analizar el “arsenal” y se dieron cuenta de que algunas podían atravesar su objetivo y llegar hasta una casa, con el peligro que ello podía presentar. Los alcances de los proyectiles que podían disparar eran bien distintos y no se había concretado un entrenamiento al respecto de cómo proceder y actuar, lo que no permitía contar con un protocolo estructurado y programado para poder intervenir.

La respuesta

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Dándole vueltas a la cabeza, y tomando como referente el tipo de problemas más habituales a los que se habían enfrentado en los últimos años, llegó a la conclusión que lo idóneo era estandarizar un modelo que no tuviese un gran alcance, pero que fuese capaz de disparar proyectiles de gran energía y capacidad de parada. Su experiencia profesional anterior le había llevado a pertenecer, durante varios años, al equipo SWAT (Special Weapons And Tactics), por lo que había trabajado con armas de distintos calibres y potencias. Habló sobre el tema con el cabo Lopez, asignado al Campo de Tiro del OCSO, y con el Comandante Carter, responsable de los snipers del SWAT, y recordó haber probado, en el curso de una competición “SWAT Round Up” un modelo que tenía ciertas prestaciones peculiares. Se trataba de una conversión para el M16 realizada por Alexander Arms y adaptada al potente cartucho .50 Beowulf.

Mientras mi interlocutor me lo explicaba, recordé que yo también había participado en aquellas pruebas, pues durante los últimos ocho años, de forma ininterrumpida, he vivido en primera persona lo que es la “semana táctica policial internacional”.

A mí, que son un gran fan del diseño M16 por lo que supone y lo que puede aportar, me gustó mucho aquella propuesta que destacaba por la potencia de fuego y por la excelente precisión a distancias medias que tenía. Pensé “cazar con ella será un placer”. Pronto, me vino a la mente tratar de importar una de ellas a España para poder disfrutarla. La decepción fue inmediata, pues sus cartuchos sin reborde en la vaina montaban proyectiles de calibre .50 estando así vetados a los civiles aquí. No había nada que hacer y desistí del intento.
Volviendo al tema que nos ocupa, en el AMPU decidieron realizar sus propias evaluaciones. Para las pruebas seleccionaron un rifle de Alexander Arms -firma que ocupaba unas instalaciones en el Arsenal Radford del United States Army- y un Armalite, este último también tipo M16, pero con cañón de 16,5″ y recamarado al 7,62×51mm (.308 Winchester).

Buscaban un modelo que ya fuese conocido por los uniformados y que no requiriese una preparación adicional -”qualification” lo llaman ellos- ni unas pruebas anuales distintas. Encontraron que el modelo de Armalite se encasquillaba bastante, sin funcionar bien. Sin embargo, la propuesta del .50 Beowulf no dio ningún problema. Además estaba disponible como “Upper Receiver”, lo que significa que podían transformar un rifle tipo M16 con ella en un minuto o menos; sólo tenían que retirar dos pasadores, extraer la parte superior y colocar el nuevo conjunto, un proceso que se puede hacer rápidamente y sin más entrenamiento que el haberlo hecho en un par de ocasiones.

En 2006 concretaron la compra de catorce conversiones que recibieron poco después y que otros tantos oficiales llevan consigo por si fuera necesario. El coste total de las mismas ha sido muy inferior al que algunos periódicos hicieron referencia en su día. La cifra exacta fue de unos nueve mil dólares, poco más de seis mil euros al cambio actual.

La entrega llevó aparejado el cambio de los muelles de recuperación-muy gastados, pues sus fusiles tenían antecedentes militares- situados tras el bloque del cierre y que propician el funcionamiento semiautomático.
Los primeros resultados que obtuvieron en sus agrupaciones no fueron los esperados, porque el aparato de puntería metálico -alza y punto de mira- no eran los óptimos para lo que ellos deseaban. Bill Alexander, el dueño de la firma que fabricaba las conversiones, encontró rápidamente una solución. Tomó un sistema holográfico EOTech, lo adaptó a lo que buscaban y se lo entregó. Las pruebas demostraron que podían concentrar sus disparos en una pulgada -2,54 centímetros- a unos cincuenta metros, lo que satisfacía con creces sus objetivos. Más satisfechos se quedaron aún cuando Alexander Arms les suministró esos sistemas optrónicos para sus catorce rifles sin coste alguno. ¡¡¡Gratis!!!.

El .50 Beowulf

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Llegado este punto más de un lector se habrá cuestionado la idoneidad de esa solución para el problema concreto que tenían estos policías. Pues sí, nos confirmaron que en los tres años que llevan usándolo han podido corroborar que aquella decisión fue la mejor. La homogeneización de las armas beneficiaba a todos porque, además, no necesitaban completar programas adicionales de formación. La transformación desde el calibre original al nuevo se hacía de forma especialmente rápida, siendo algunos capaces de conseguirlo en unos treinta segundos.

Lo querían para abatir animales, no para combatir; por eso su decisión. El proyectil, que originalmente era uno blindado de 400 grains, tenía una caída de unos 80 centímetros a doscientos cincuenta metros de la boca de fuego, por lo que si fallaban en su blanco descendía rápidamente hacia el suelo y se evitaban posibles accidentes. En su evolución, han cambiado la munición original por otra en la que el proyectil -de la firma Speer- es más ligero, 325 grains, y de punta hueca. Es un poco más rápido en su velocidad inicial -610 metros por segundo- y genera una balística mejor y más tensa, perfecto para blancos que se encuentren hasta cien metros; en ese rango de distancias no hay que variar en nada la referencia del sistema de puntería, lo que es una ventaja añadida para estos usuarios policiales.
Otra de las cualidades positivas de este modelo es el propio retroceso. El arma, por su configuración ergonómica se sujeta bien y es cómoda al apoyarla en el hombro. Su sistema de funcionamiento, por toma de gases, favorece el tiro consecutivo sin que se resienta el tirador. “Los efectos son similares a un cartucho del .12 con bala Slug”, aseveraron nuestros interlocutores. Personalmente, recuerdo mi experiencia la respecto disparando un par de cargadores completos con cierta rapidez; al día siguiente, mi hombro me “recordaba” lo que había hecho.

En cuanto a este diseño, vamos a explicarles que Bill Alexander optó por diseñar un cartucho que es el de mayor diámetro que, sin perder las cualidades de funcionamiento y fiabilidad, puede usarse en los M16. Es, conceptualmente hablando, una conversión que genera una baja presión con los disparos, lo que asegura acciones de fuego cómodas y que la vida del arma no se resienta.

Pensó en mantener los cargadores originales, para no tener que diseñar otros. En los que tienen configuración rectilínea caben siete cartuchos del .50 Beowulf, frente a los veinte del .223 para los que originalmente fueron diseñados. En los curvos, que son algo más largos, podrían situarse hasta doce.
En las primeras pruebas se dieron cuenta de que el retroceso era notablemente mayor que en el modelo original, por lo que optaron por incorporar un freno de boca muy eficaz que, caracterizado por sus treinta pequeños orificios, actúa de forma sobresaliente sobre las reacciones inherentes a sus potentes disparos. Otra modificación que se tuvo que realizar afecta a la cabeza del cierre, reemplazada por otra diseñada anteriormente para las conversiones del 7,62×39 ruso; la pestaña del culote de los nuevos cartuchos se adapta sin muchas modificaciones a esa concepción, aunque debe añadirse una uña extractora de mayores dimensiones. Los cartuchos que montan proyectiles del calibre .50, tienen una longitud total de 5,4 cm. El diámetro de la vaína es de 13,3 mm, aunque en la zona de la pestaña del culote se reduce hasta los 11,3 mm.

Respecto del cañón, Alexander Arms se los ha suministrado con uno de 16″ que mantiene el arma dentro de unas dimensiones especialmente cómodas y es todo lo preciso que se requiere en el espacio urbano/rural donde previsiblemente se usará. Es de acero al cromo molibdeno, sus seis estrías tienen un paso de 1:19 y ha recibido un tratamiento criogénico para ampliar su vida útil, aproximadamente unos quince mil disparos. Algunos usuarios han validado ejemplares del tipo “Overwatch” que, con cañón de 24″, han demostrado sus buenas prestaciones contra blancos situados a quinientos metros; el fabricante también ofrece una versión opuesta en concepción, con un cañón de sólo 14 pulgadas.

Buena elección

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Por todo lo expuesto en estas páginas, y otros muchos detalles que nos explicaron nuestros interlocutores del OCSO, quien estas líneas escribe encuentra más que acertada su decisión, sobre todo por lo que supone de una adecuada combinación de eficiencia balística y sencillez de uso. Si a ello, añadimos que el precio que han pagado por las catorce conversiones es relativamente bajo, podremos valorar que su opción, desde el punto de vista económico, también es más que satisfactoria, un detalle que siempre es bueno tener en cuenta a la hora de cualquier compra.
Ellos, en el momento de escribir estas líneas, han obtenido el mejor rendimiento en aquellas situaciones en los que han desplegado sus armas del .50 Beowulf. El grupo que dirige Garrison están ahora mejor preparado para afrontar varios tipos de intervenciones que, en el marco de su trabajo profesional, se les puedan presentar en un futuro más o menos inmediato. Hay referentes históricos en ese sentido, como un suceso acaecido en 1992 en el que los agentes del Melburne Police Departament emplearon sus fusiles M16 contra un elefante que se había vuelto literalmente loco y que tras escaparse de un circo en plena actuación, hiriendo a más de una persona y creando una situación de auténtico pánico, logró salir hasta la calle, provocando una compleja situación hasta ser abatido por numerosos agentes y armas.

Su solución se muestra muy racional, notablemente económica y, lo que es también importante, de gran eficiencia para el fin pretendido. En el OCSO, con sus .50 Beowulf, podrán actuar ante muchos supuestos, obteniendo mejor rendimiento operativo que con los .223 en aquel incidente ya pasado. Aún así, para un elefante enloquecido, tienen también rifles del 12,7×99 mm. •