lunes, 22 de noviembre de 2010

Pistolas CZ Sport-II: Un híbrido sorprendente

Nos hemos acostumbrado ya a los kits que para disparar otros cartuchos fabrican diferentes empresas, ya sean para sus propias armas o para adaptarse a las de distintas marcas. Pero lo que es menos frecuente es encontrar un conjunto que, disparando el mismo cartucho, resulte tan extraordinariamente bueno en todos los sentidos. Pero el tema aún va mucho más allá, como ahora les contaré.
Texto: Luis Pérez de León / Fotos: A.F. Pérez de León S.L.


Como pueden apreciar por la fotografías, la protagonista de este artículo es una pistola CZ 75 que destaca por la longitud de su corredera que acoge un cañón de 152 mm ó 6 pulgadas, es decir, una versión que no figura en el catálogo de la empresa checa radicada en la ciudad de Uhersky Brod.

Por supuesto hoy no voy a centrarme en la historia y evolución de este arma, y menos aún después de que nuestro amigo y colaborador Rodolfo González Villarroel nos ofreciera todo lujo de detalles en sendos artículos publicados en ARMAS 292 y 293. Únicamente, recordar que hablamos de una pistola que concretó su diseño en 1975 -aunque su producción no se iniciara de hecho hasta el año siguiente-, que es obra de los hermanos Koucky, ambos empleados en la fábrica Estatal Ceska Zbrojovka (CZ), y que se creó fundamentalmente como un producto destinado a la exportación.

Sin embargo, el notable y creciente éxito que este arma conoció prácticamente desde su aparición, provocó no sólo que la fábrica checa (checoslovaca mejor dicho en aquella época), la fuera situando ventajosamente en muchos y distintos mercados, sino también que con el tiempo fueran apareciendo diferentes copias y versiones desde muy distintas empresas que se basaban o directamente reproducían el diseño de la CZ 75.
La lista de “reproducciones y variantes” es realmente extensa, pero como ejemplos más destacados podríamos citar a las IMI (Jericho-941, producidas en Israel), las Tanfoglio (TZ-75, TZ-90, T-95, etc., italianas), las Sarsilmaz (M2000 turcas), las ITM (AT-88) y las Sphinx suizas, las Norinco (NZ-75, chinas), o las Springfield (P9, norteamericanas). Es decir, que se demuestra claramente cómo el diseño, soluciones mecánicas y resultados de la CZ se ganaron un buen número de seguidores en todo el mundo, al margen de que las peculiares circunstancias del derecho de patente (o la ausencia de él), de un producto industrial realizado en un “País del Este” propiciara que otras empresas se beneficiaran de ello.

“Kits de conversión”: una solución práctica

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ero, como antes comenté, no vamos a hablar de la pistola checa como tal, sino de esta peculiar versión que nos ha sido remitida a través de la Armería Fiol, de Felanitx, Mallorca, a la que es de justicia reconocer un constante esfuerzo por hacer llegar hasta los tiradores y aficionados de nuestro país un buen número de novedades y artículos interesantes.

Por otra parte, se hace lógico referirnos a los “kits” de conversión que distintas empresas producen para sus propias armas o para adaptarse a las diferentes fabricantes, entre ellas las que produce la misma CZ para poder disparar munición del calibre .22 LR en las CZ 75, o las de SIG para las P210, o las que ofrece Ciener para las Government o las Glock, etc., generalmente siempre para beneficiar al tirador que puede practicar con su arma usando una munición mucho más económica y beneficiándose de las ventajas que suponen emplear el mismo gatillo, empuñadura o hasta elementos de puntería que con el calibre “grande”.
Sin embargo, en esta ocasión ese “kit” no es un subcalibre, sino una transformación que no sólo implica una corredera y cañon de mayor longitud, con el interesante añadido de un buen alza micrométrica, sino que, independientemente de poder conseguir estos elementos también como conjunto de conversión, hablamos de una pistola que aprovecha el armazón y mecanismos de una CZ 75 convencional, pero ajustada y afinada de forma verdaderamente impecable y hasta sorprendente.

Les aseguro que no exagero un ápice si les digo que no es fácil encontrar un gatillo tan BUENO, con mayúsculas, como el que se ha logrado en esta pistola. Es suave, sin el más mínimo arrastre, constante en una presión que apenas llega a los 1.500 gramos, pero que aún parece menor por su suavidad y perfección. En este caso, desde luego, no cabe plantearse ningún “rodaje” en el mecanismo de disparo, sino si esa “dulzura” podrá mantenerse cuando la pistola haya hecho unos miles de tiros y que el martillo no se “escape”. Nosotros sí hemos hecho unos cientos y puedo confirmar que el gatillo no ha variado en lo más mínimo. Por si no ha quedado claro, repito que es excepcional.

Por otra parte, el ajuste conseguido entre armazón y corredera es del mismo rango que podría atribuirse a una SIG P210 de la “vieja escuela”, y hasta he de comentar que no fui capaz (por no disponer de la herramienta adecuada en el momento de hacer las fotos), de desmontar el manguito de su boca para haber podido extraer el cañón, pues no era el caso de arriesgarme a arañar o marcar la pistola en lo más mínimo.
Pero insisto: ni corredera, ni otros distintos elemento menores han sido producidos por la fábrica checa, sino que son obra de un taller especializado en Alemania que distribuye estas armas a través de la famosa empresa Frankonia -que lleva ya muchas décadas ofreciendo un enorme catálogo a cazadores y tiradores-, y del que no hemos podido conocer más detalles, aunque incluso el propio Jaime Fiol intentó recabar alguna información desde su suministrador germano. No sé a ciencia cierta quién hace el trabajo, pero les aseguro que lo hace muy bien y, lo que no es menos importante, que el precio que hay que pagar por esta “customización Made in Germany” es como para planteárselo muy seriamente. Menos de 1.300 euros por un arma como esta es más que razonable y más aún después de haber comprobado su comportamiento.

Obras son amores

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La CZ 75 tiene una de las empuñaduras mejor dimensionadas y adaptables de cuantas se han diseñado (ya quedó claro que a muchos les ha debido parecer lo mismo), y no descubro nada nuevo al decir que el resultado ofrecido por la generalidad de los miles y miles de armas de este modelo que hoy existen puede considerarse como excelente. Pero si a ese planteamiento añadimos la ventaja de contar con un cañón de mayor longitud, un mayor radio entre miras (mientras el tirador no tenga especiales problemas en su visión), y un mecanismo de disparo como el comentado, lo que hay que esperar es que un “aparato” como este pueda traducir en el blanco todas las buenas impresiones que promete, incluso pensando en que su excepcional ajuste puede ser también una cuestión favorable… si el trabajo está hecho a conciencia, pues de otra manera bien podría ser sólo un problema.

El caso es que, como ya ha sucedido en otras ocasiones con armas de las que hemos esperado una especial precisión, pensé que esta pistola merecía pasar por las manos de nuestro buen amigo y colaborador Roberto Muelas, al margen de los varios cientos de disparos que ya había hecho con ella otro de nuestros incondicionales (Raúl Rubio), y hasta yo mismo.

Estuvimos esperando un buen número de días para poder reunirnos en el campo de tiro, pero este invierno está siendo especialmente duro en Madrid y cuando no fue la nieve fue la lluvia o el viento la que dio al traste con el planteamiento de nuestra prueba con buena luz y en una galería abierta, debiéndonos conformarnos finalmente con utilizar una galería cerrada, con una más que deficiente luz, y con apenas 3 ó 4 grados de temperatura. Es decir, que estaba claro que no sólo íbamos a evaluar la pistola, sino también poner a prueba la capacidad del tirador, obligándole a demostrarnos -una vez más- sus excepcionales dotes para colocar los impactos en una diana a 25 metros.

Calificación: sobresaliente

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La pistola llegaba a manos de Roberto después de haber disparado unos doscientos tiros, los últimos cincuenta con munición de punta de plomo, de esa “rica en residuos” que generalmente perjudica bastante el funcionamiento.
Sin duda, y el frío ambiental también influía en ello, se echaba de menos algún tipo de cuadrillado o rayado tanto en el frente como en el lomo de la empuñadura. El armazón es de acero, con todas las ventajas que para un arma de competición puede representar en estabilidad y robustez, pero esas superficies antideslizantes serían un complemento idóneo (también por supuesto con la mano sudorosa), aunque es algo que se puede solucionar con dinero (y un buen artesano), o hasta con unas cachas Pachmayr (sin “huellas” para que sean válidas para competición, pero con revestimiento por delante y por detrás.
El caso es que Roberto inició su evaluación (también podríamos decir exhibición), con un arma que no había tocado en su vida y en una condiciones muy poco favorables en cuanto a luz y temperatura, y discúlpenme por insistir en ello.

La CZ 75 Sport II disparó otros 150 cartuchos, entre los que hubo Winchester, Sellier & Bellot, y Fiocchi con bala blindada de 115 grains, más otros 35 de esta última marca con punta de plomo, con los que se produjeron las dos únicas interrupciones (en alimentación) que se registraron.
Para resumir, creo que fueron dos únicos “8″ los peores tiros que el Sr. Muelas colocó en la diana situada a 25 metros. Alabó también el gatillo, aunque comentó que era tan fino que debería disparar un buen número de cartuchos más para lograr saber “cuándo” iba a salir el tiro. Olvidaba decir que el mecanismo conserva la doble acción y que también ésta se demostró magnífica.
En definitiva, este “híbrido” checo-alemán nos ha sorprendido gratamente, demostrando lo mucho y bueno que un verdadero maestro armero puede conseguir con su trabajo y buenos componentes. Sin duda, un “aparato” que merece la pena. •

Ficha técnica
• Origen: Chequia/Alemania
• Designación: Pistola semiautomática CZ75 Sport II
• Calibre: 9 x 19 mm Parabellum.
• Capacidad de carga: 16+1 cartuchos, cargadores doble hilera.
• Peso en vacío: 1,250 Kg.
• Longitud total: 20,5 cm.
• Longitud cañón: 152 mm (6″).
• Miras: Alza micrométrica
• Importador: Armería Fiol. Felanitx, Mallorca.